Las claves para elaborar una imagen personal fuerte

Hasta el presidente de Amazon, Jeff Bezos, se refería a la imagen personal cuando afirmó una vez que es lo que “dicen de ti cuando tú no estás presente”. Por esta razón es importante destacar la idea de que la imagen personal es un aspecto muy relevante en comunicación política. Se trata de esa impronta que dejas en los demás, es huella que te caracteriza y que te hace diferenciarte del resto. Y esto, en política, es un valor en auge. Por ello, a continuación mostramos una serie de claves que harán que tu imagen personal se blinde y consigas comunicar de la forma más efectiva y eficaz posible.

1. Autoconocimiento: Conocerse para transmitir

Es complicado darse a conocer sin conocerse a uno mismo. El autoconocimiento es el elemento previo a todo proceso comunicacional político. Se trata, pues, de un proceso que se origina desde dentro y que discurre hacia fuera. Conocer las virtudes y los defectos de uno mismo, implica saber, sin dejar nada al azar, lo que se quiere comunicar. De este modo, las posibilidades de precisión entre el mensaje que quieres transmitir como emisor, y el mensaje que finalmente llega a los receptores aumentan. 

Cuanto más conozcamos las características y vicisitudes de nuestro propio “yo” más posibilidades de éxito comunicacional tendremos. Por ello,  sabremos aprovechar nuestras fortalezas, y lo que es más importante, evitar que nuestras debilidades actúen en nuestra contra. Es más, con un autoconocimiento trabajado, en el que se identifiquen potenciales debilidades personales, se puede contraatacar delimitándolas para evitar que emerjan de la manera más inoportuna e incluso, apoyarte en ellas para sacar un rédito difícil de obtener sin un conocimiento previo.

2. El poder de la imagen pública

No andaba mal encaminado el diseñador Tom Ford al decir que vestir bien es una forma de ser elegante en sí misma. La imagen pública habla por nosotros y de nosotros antes de que nosotros emitimos una sola palabra. Qué decimos sin decir nada

A veces, la forma es igual o más importante que el fondo. Por esta razón, ¿es importante cuidar el mensaje? Sí, del mismo modo, es importante cuidar la imagen pública que acompaña a dicho mensaje. Se trata de una cuestión de objetivos: la imagen pública de una persona tiene que ir acorde con los objetivos que quiere transmitir. Si esto no se produce, la disonancia entre ambos hará que la comunicación pierda eficacia, aspecto primordial perseguido por cualquier persona que quiere transmitir un mensaje, y más en política.

Para ello, cuidar la imagen (vestimenta, accesorios, etc.), así como la estética personal o incluso el perfume, aportará un valor añadido relevante. Se trata de una cuestión de definición e identificación frente al resto. 

3. Adaptabilidad: el remedio contra el cambio

Cambios va a haber siempre, pero personas que se adapten no. Otro punto relevante en la construcción de una imagen personal fuerte en comunicación política es la adaptabilidad. Cada vez, los problemas que tiene que hacer frente un político son de índole más variada. Esto implica que la versatilidad, entendida como la capacidad de poder adaptarse al cambio, sea un valor en auge. Esta idea no es nueva, ya que durante siglos ha sido una cuestión abordada por los gabinetes políticos. Lo hemos ejemplificado en una frase de Theodore Roosevelt, expresidente de Estados Unidos:“No puede haber vida sin cambios, y tener miedo de lo que es diferente o desconocido es tener miedo de la vida”

Esto se ve claramente reflejado en el ejemplo de las redes sociales. Hace unos años, algunos políticos ni siquiera se planteaban crearse un perfil en redes. Sin embargo, y cada vez más, quien no está en redes no está en el mundo. Esto ha supuesto que quien supo adaptarse al cambio, lleva la delantera al resto, generando una imagen personal de fortaleza. La generación de una imagen personal fuerte tiene como uno de sus puntos claves esta capacidad de adaptación, ya que vivimos en un mundo globalizado donde las tendencias y las cuestiones que lo rigen cada vez son más volátiles y cambiantes.

4. Actitud: ¿Qué energía quieres transmitir?

A veces resulta complicado medir la energía, aún a sabiendas de que está presente. Esto sucede a la hora de generar una imagen personal fuerte, puesto que, en ocasiones, es difícil de transmitir con palabras, pero se siente como una persona, diciendo el mismo mensaje transmite una energía diferente que otra. La herramienta para medir esa energía, la humanidad, no ha sido capaz de inventarla, pero sí la herramienta para general: la actitud. Una actitud correcta en el momento correcto marca la diferencia.

Conseguir despertar emociones en nuestros receptores en un proceso comunicacional, depende en una parte importante de la energía que se ponga en la transmisión del mensaje. De nada sirve una narrativa sobresaliente si el mensaje no genera en los emisores lo esperado. 

Además, emplear la actitud correcta en cada momento, generará una capacidad muy relevante en un político o comunicador: el carisma. Esta característica será definitoria y diferenciadora del resto, aspecto a tener muy en cuenta.

5. El lenguaje no verbal como clave

Los oídos escuchan el mensaje, pero la vista observa a quien lo dice y sobre todo cómo lo dice. La postura corporal, el nivel de gesticulación, la forma de ocupar el espacio o incluso los gestos faciales suponen un refuerzo o un descrédito del mensaje a transmitir. Para conseguir una imagen personal fuerte, una de las sumas que más valor aportan es la combinación entre lenguaje verbal y no verbal. Se trata de elementos complementarios, donde uno se apoya en el otro y viceversa.

Sin embargo, no se debe caer en exageraciones o formas no verbales forzadas. Al fin y al cabo, la fórmula más exitosa para ello tiene como base la naturalidad propia del individuo, a la que se le ha de añadir un trabajo importante de la misma.

En definitiva, el lenguaje no verbal ofrecerá un empaque relevante al mensaje, a transmitir, y bien trabajado, aportará una coherencia muy relevante para la generación de una imagen personal destacada.

6. La atención a los demás a través de la empatía.

Relacionarse y comprender las necesidades de los demás hacen que la percepción de la imagen personal se refuerce. La herramienta empleada para esta cuestión no es otra que la empatía

La imagen personal se refuerza mediante la empatía, de forma que el público percibe que el emisor de cualquier mensaje tiene la capacidad de atender a sus demandas, de forma que sea capaz de resolverlas.

De otro lado, un líder con una personalidad distante, o que se muestre muy alejado del mensaje que quiere transmitir o de los emisores a los que quiere llegar, hará que no se produzca una identificación entre ellos y, por tanto, que el proceso comunicacional no fluya de la forma más efectiva posible.

La empatía supone, pues, un elemento clave a la hora de generar una imagen personal fuerte. Nadie quiere relacionarse con personas que no se muestran cercanas (no hace falta que lo sean, simplemente que se muestran) porque, aunque realmente no tiene necesariamente que ser así, la percepción que se extrae de esa actitud implica una dificultad en atender a los requerimientos externos. 

7. Trabaja tu inteligencia emocional.

 

¿Es más rápida la parte racional del cerebro o la parte emocional? Antes de tener capacidad de reflexión, tenemos capacidad de sentir. Por ello, gestionar tus sentimientos y emociones es un aspecto fundamental para construir una imagen personal fuerte. Esta idea mezcla aspectos ya tratados tales como el autoconocimiento, la empatía o la actitud. El autocontrol o la toma de decisiones de forma emocionalmente inteligente, y más aún lo es en un entorno público, donde las acciones desarrolladas se van a analizar con lupa. 

La idea es sencilla, una persona que, por ejemplo, en un momento de crisis o de situaciones de emergencia es capaz de tomar una decisión guiada por la prudencia (frónesis en términos Aristotélicos), valorando el horizonte de posibilidades y parándose a reflexionar sobre la situación, conseguirá generar una imagen en los demás de fortaleza. Para más inri, si a esto se le añaden cuestiones como la proactividad o la asunción de responsabilidades, tenemos el binomio perfecto para crear un atributo clave en la imagen personal: el liderazgo.

En definitiva, generar una imagen personal fuerte supone elevar el proceso comunicacional a otro nivel, posicionándose en un escalafón diferente al resto. Esto no supone otra cosa que elaborar una comunicación más efectiva y, por tanto, aumentar el nivel tanto cualitativa como cuantitativamente.