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“La ciudadanía quiere políticos que se parezcan a las personas que representan”

El electorado está cada vez más desencantado y desconfiado, demanda que sus representantes sean, sinceramente, personas con vocación de servicio público que representan sus intereses.

La ciudadanía reconoce rápidamente lo verdadero y penalizan, sobre todo, la mentira y la impostura. 

Los electores están hartos de la perfección hueca, de la máscara que oculta el exceso de producción.